Atol de Piñuela

Dicen las abuelas que la piñuela no se toma arriado…

Equipo necesario 

  • Cortadores

  • Bandeja

  • Balanza

  • Batidor                                

  • Olla                                                  

  • Mandolina japonesa 

  • Pistola ahumadora                  


Atol de Piñuela

  • 200 gramos piñuela

  • 150 gramos de atado de dulce

  • 800 gramos de agua

  • 20 gramos de canela en raja

  • 10 gramos de pimienta gorda

  • 100 gramos arroz blanco

Método

01.   Prepara la piñuela:
Lavalas bien, partilas a la mitad y quitales las semillas (el “aguate” que pica).

02.   Cocinalas:
Hervilas con agua, canela, pimienta gorda y un atado de dulce hasta que estén suaves.

03.    Licuá el arroz:
Remojá 1 taza de arroz 1 hora, licualo con agua y colalo.

04.    Espesá el atol:
Agregá el arroz licuado a la olla y cociná hasta que espese.

Te tiene que quedar esposo y cremoso

Twist Molecular Velo

  • 100 gramos de atol

  • 1 gramo de agar agar

     

Método

01.    Poné a calentar el atol:
Échalo en una olla y agrégale un poquito más de agua, que te quede chirlito pero con dignidad. Añadí el agar agar y dejá que hierva 2 minutos (¡no te me distraigás, que se pega!).

02.   A enfriar, mi amorsh:
vacíalo en una bandeja, nivelarlo con amor y dejarlo reposar hasta que se ponga firme. Como tu ex... pero sin drama.

03.   ¡Cortá en forma de dona y reservá!:
Saca tu molde de dona o improvisá con dos vasitos. Cortá, reservá y preparate para decir: ‘’Chazca’’



Pomme souffllee

  • 1 papa Russet

  • 20 gramos de clara de huevo

  • 20 gramos de maicena

  • Abundante aceite para freir

Método

  1. Pelá y cortá las papas finiiiiitas, tipo hoja de papel bond. Si podés ver el dedo del otro lado, ¡vas bien!

  2. Secalas con una servilleta. Nada de papas mojadas, porque si no, cuando las freís, se te van a despegar

  3. A un lado de cada rodajita de papa le echás maicena (como si le pusieras talco pa’ que no se resbale), y al otro lado le ponés clara de huevo (eso ayuda a que se peguen como buenos hermanos).

  4. Pegá dos papas con el huevo y cortalas si querés que queden más parejas.

  5. Echalas al aceite caliente y esperá a que hagan ¡puff! como panza de domingo. Se van a inflar solitas si las hiciste bien.

  6. Sacalas, dejalas enfriar... y después rellenás con tu atol (sí, atol adentro de una papa inflada... esto es cocina mágica, ve)




Tradición que estalla con elegancia

Pomme Soufflée – El alma crujiente que guarda un secreto
Este ícono de la cocina francesa es una prueba de dominio técnico. La papa, inflada con precisión, cruje por fuera pero ahora esconde algo inesperado: un relleno de atol espeso. Esa decisión transforma la papa en un contenedor de memoria. Ya no solo sorprende con su forma y textura, sino también con su interior cálido y profundamente salvadoreño.

Atol Espeso – El corazón de la historia
El atol, que tradicionalmente se sirve en taza de barro y se bebe en tardes de campo o mañanas frías, cambia de escenario. Se cocina con paciencia, se espesa con maíz o piñuela, y se convierte en el núcleo de este bocado. En lugar de ser la bebida que reconforta, es ahora el alma que se oculta dentro del soufflée, esperando estallar en el primer mordisco.

Velo de Atol – El manto de la nostalgia
Por fuera, una capa delgada de atol transformado en velo cubre la superficie del soufflée. Este manto representa lo delicado, lo efímero, lo que recordamos con suavidad. Visualmente tenue, pero emocionalmente poderoso, el velo no es decoración: es homenaje.

Fusión con intención
Este plato no es fusión por capricho, sino por sentido. La técnica francesa eleva la presentación y el impacto, mientras que el atol —en sus dos formas— mantiene viva la raíz, la voz y el territorio. Es un gesto contemporáneo que no busca borrar el origen, sino celebrarlo desde otro ángulo. Un bocado que cruje, que abraza y que, en silencio, cuenta una historia que viene de lejos.

Siguiente
Siguiente

¿Cómo pelar y picar cebolla sin llorar?